El 18 de septiembre de 2025, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible publicó la nueva Lista de especies silvestres migratorias de la diversidad biológica continental y marino-costera de Colombia, un documento que reúne 837 especies y que se convierte en un insumo clave para la conservación y manejo de la biodiversidad del país. Su elaboración fue posible gracias al trabajo conjunto de WWF Colombia, expertos y especialistas de la academia a nivel nacional e instituciones del Sistema Nacional Ambiental—SINA, quienes recopilaron, revisaron y depuraron la información actualizada disponible con base en los lineamientos del Plan Nacional de Especies Migratorias publicado en 2009.
El SiB Colombia cumple un papel importante en este proceso, al actuar como puente para que esta y otras listas oficiales estén disponibles para su consulta, garantizando así el acceso abierto a información confiable y actualizada sobre la biodiversidad de nuestro país. De esta forma, la lista se consolida como una base esencial para la renovación de las estrategias de conservación y manejo vigentes.
En total, la actualización incluye 837 especies migratorias para Colombia, distribuidas de la siguiente manera: 388 aves, 6 tortugas, 334 peces, 38 insectos, 42 murciélagos, 22 mamíferos marinos y 7 mamíferos de agua dulce. Este desglose evidencia la diversidad de grupos que dependen de la migración para sobrevivir y la importancia de contar con información precisa para orientar su conservación.
Trichechus inunguis, especie migratoria de Colombia. Foto: Catálogo de la Biodiversidad de Colombia (CBC)
Esta nueva lista de referencia se une a la Lista de Especies Amenazadas de Colombia 2024, que también está disponible a través del SiB Colombia. Te puede interesar: Lista de especies amenazadas en Colombia 2024 |
La migración no es un simple desplazamiento, es una estrategia de vida que muchas especies han perfeccionado para asegurar su supervivencia. Les permite aprovechar recursos en distintos lugares, escapar de condiciones adversas y garantizar la continuidad de sus poblaciones. Llevar a cabo esta estrategia implica recorrer largas distancias, atravesar fronteras y hábitats diversos, siguiendo rutas precisas que, generación tras generación, se convierten en auténticos mapas biológicos. En esencia, migrar significa sobrevivir y reproducirse en el lugar y momento adecuados.
En Colombia, la migración de especies adquiere una relevancia especial. Cada año, ríos, mares, selvas y montañas se transforman en vías de tránsito para peces, aves, mamíferos, reptiles e incluso insectos que utilizan nuestro territorio como corredor biológico. Estos movimientos no solo son sorprendentes en términos de resistencia y orientación, sino que también cumplen un papel esencial en el funcionamiento de los ecosistemas: conectan regiones, favorecen el intercambio genético y regulan procesos naturales que sostienen la biodiversidad.
Danaus plexippus, especie migratoria de Colombia. Foto: iNaturalist
Conocer qué especies migran y cómo lo hacen es clave para entender la dinámica de nuestra biodiversidad. Su papel es irremplazable: muchas aves migratorias dispersan semillas que regeneran los bosques; los peces transportan nutrientes río arriba y río abajo, conectando ambientes acuáticos; y las especies marino-costeras mantienen el equilibrio de los océanos. Estos procesos, invisibles a primera vista, son la base de la estabilidad ecológica de la que dependemos los seres humanos.
El valor de las migraciones va más allá de lo ecológico. Para muchas comunidades locales, representan también un medio de vida: la pesca de especies migratorias sostiene economías ribereñas y costeras, el turismo de naturaleza atrae observadores de aves y viajeros interesados en presenciar estos espectáculos biológicos y el aprovechamiento sostenible de algunos recursos se convierte en motor de desarrollo. Al mismo tiempo, muchas especies recorren rutas que atraviesan varios países, convirtiéndose en puentes vivos que conectan territorios y culturas. Su conservación, por lo tanto, exige esfuerzos colectivos y coordinados a escala nacional e internacional.
Buteo albigula, especie migratoria de Colombia. Foto: Catálogo de la Biodiversidad de Colombia (CBC)
En este contexto, contar con una lista de referencia actualizada es un hito clave. Más que un inventario, es una herramienta técnica que orienta decisiones de manejo, fortalece la actualización del Plan Nacional de Especies Migratorias y permite diseñar estrategias de conservación con mayor precisión y respaldo científico.
El hecho de que esta información esté publicada y estructurada a través del SiB Colombia potencia aún más su valor. Gracias a estándares interoperables como Darwin Core, la lista es accesible para investigadores, autoridades y comunidades del país, y también se integra a la red de GBIF, conectando el conocimiento de Colombia con la red mundial de información sobre biodiversidad. Esto amplía su alcance y garantiza que las políticas públicas se fundamenten en datos abiertos y en evidencia científica confiable.
Finalmente, la publicación de esta lista no solo reconoce la biodiversidad de Colombia, sino que la convierte en un eje estratégico para la acción en conservación. A través del SiB Colombia, la información trasciende del papel al plano digital y global, logrando que las especies migratorias —que ya son enlaces vivos entre ecosistemas— se transformen en puentes de conocimiento, colaboración y gestión sostenible.